Somos ciertamente mucho más que sólo conciencia.

Dentro  de cada uno de nosotros hay una necesidad insistente de aprender,  de crecer,  de emerger y de hacemos mas y mas grandes.  Laboramos duro en nuestros trabajos, luchamos con nuestras relaciones, impulsándonos a ir más lejos y más rápido y a hacer más con menos.
Pero sabemos a dónde vamos?

La verdad esta en nuestros deseos.   Fijamos nuestro rumbo de acuerdo a lo que falta en
nuestras vidas, ya sea amor, paz mental, prosperidad o salud.  Miramos al espejo y decimos
“por que yo?” o “por que no yo?”. 

 Preguntamos ¿tenemos algún propósito en la vida? 

Si lo hay, ¿cual  es y que estoy haciendo para alcanzarlo? 

Si  no hay propósito,  
¿Será la vida humana meramente  un  accidente  de  la  naturaleza? 

¿Será  totalmente  intranscendente  todo  lo  que hacemos en el breve período de nuestras vidas? 

Ciertamente existe algo más que conocernos a nosotros mismos y comprender la vida de aquello que vemos en la superficie de la realidad física.  De algún modo aún no estamos allí, donde quiera que allí sea. 

Luchamos con nuestros sentimientos y con nuestros pensamientos.   A menudo tememos o quizás sentimos rabia, depresión, confusión o fatiga. 

 Queremos ayuda. 
 Queremos ser libres
 y queremos saber.

Somos más de lo que sabemos. 



Tomamos cientos de decisiones todos los días sobre quehacer  decir  y  pensar.   Sin  embargo  no  todas  estas  decisiones  parecen  ser  hechas concientemente.  Podemos preguntar: ¿Por que dije eso? ¿Por que reaccione de esa manera?
Las  respuestas  están  literalmente  dentro  de  nosotros  mismos.   Somos  mucho  más  que cerebros físicos en un mundo físico. 

Somos ciertamente mucho más que sólo conciencia. 

 Para ponerlo en términos sencillos lo que llamamos la  mente  tiene tres facetas:  el  conciente,  el subconciente  y el  supraconciente.   
Como luego aprenderemos, somos mucho más que todo eso pero este esquema puede ayudarnos a explicar algunos de nuestros comportamientos que de otra manera resultarían inexplicables.

Nuestra mente conciente es el ego propiamente.  Es la identidad terrenal y la memoria con las cuales nuestra alma se arropa para sobrevivir en la realidad física.  Es el  juez, negociador y oculto controlador de nuestras experiencias diarias.  La mente conciente es la parte de nuestro yo con la que más a menudo nos identificamos.

La mente subconciente,  si  bien no nos damos cuenta de ello,  constantemente monitorea y graba nuestros pensamientos diarios palabras y experiencias.  Servilmente recuerda cosas que la mente conciente puede haber olvidado desde hace mucho tiempo.
Aunque la mente conciente es a menudo afectada por el  subconciente, ella a su vez tiene la habilidad de programar al subconciente.  Lo que decimos a nosotros mismos y a los demás y lo que  pensamos  internamente  especialmente  si  tenemos  fuertes  emociones  sobre  esos pensamientos  y  palabras  queda  registrado  en  los  bancos  subconcientes  de  la  memoria.

Lamentablemente el subconciente no tiene juicio.  Graba y repite pensamientos, experiencias y emociones negativas de igual forma que las positivas.

Cuantas veces en nuestras vidas nos hemos dicho “Ese trabajo me resulta doloroso o “estoy cansado y enfermo de manejar en este tráfico todos los días.  Y entonces realmente sentimos dolor  y  nos  enfermamos.   La  programación  puede  contribuir  también  a  las  alergias, depresiones, enfermedades y puede interferir con nuestras relaciones y nuestra habilidad de tener éxito en el mundo.
La programación puede suceder en forma dramática y hasta traumática, en casos de accidente o de abuso.  Cualquiera sea la causa, si no mantenemos al subconciente limpio, continuaremos repitiendo y reviviendo la programación de nuestras creencias negativas.
Sin embargo así como esta habilidad de programación puede ser  destructiva,  también es el camino a la sanación.  De la misma manera como podemos llenar nuestro subconciente con creencias negativas,  también tenemos el  poder  de reprogramar  lo negativo y destructivo de nuestras vidas. 

¿Y que es lo que nos va a guiar en la programación positiva? La mente supraconciente.  La mente  supraconciente  es  nuestro  vínculo  directo  con  lo  divino.   Muchos  lo  llaman  el  Yo Superior.  
 Jesus  lo  llamó  el  “Padre  Interno”.   
Ella  mantiene  control  de  nuestro  propósito espiritual y nos guía a través de las lecciones de la vida.  Si vivimos sólo y permanentemente bajo la conciencia del ego, a menudo no reconoceremos esta parte de nosotros mismos.  Sin embargo siempre esta con nosotros, tanto si nos damos cuenta de ello como si no.